A propósito de la explosión en Pilar - Dr. Juan Pablo Quinteros | Somos Córdoba

¿Y LA VERDAD?
EXPLOSIÓN, VÍCTIMAS Y CARROÑA.

Cuando el viernes pasado los medios de comunicación daban cuenta de una explosión en la Central Bicentenario, vinieron a nuestra memoria las numerosas irregularidades que hemos venido advirtiendo en la construcción y en el funcionamiento de la controvertida mega obra energética.
Los sobreprecios, las deudas multimillonarias con intereses usurarios que la tornan  de imposible cumplimiento por parte de la Empresa Provincial de Energía,  la adulteración del combustible que abastece a las turbinas y los desperfectos frecuentes con costos de reparación millonarios en dólares, nunca fueron debidamente aclarados, generando incertidumbres que pusieron y pondrán en alerta todo lo que concierna a la  Usina de Pilar.
Imposibilitados de comunicarnos de manera directa con el escenario de la tragedia acudimos al lugar con el fin de saber de la integridad física de los operarios de la planta. Fue tranquilizador conocer de boca de los propios trabajadores que el Plan de Evacuación había funcionado a la perfección. Pudimos advertir, no nos lo contó nadie, lo vimos, que en la emergencia, bomberos, policía y servicios de salud, públicos y privados, funcionaron acorde al momento, y que presente en el  lugar el Fiscal de Instrucción impartía las primeras directivas. Señalo esto porque cuando algo no funciona apelamos a la crítica y por el contrario, al menos en nuestro comportamiento habitual, cuando algo funciona como corresponde lo destacamos.
Con el paso de las horas, con la situación aunque desesperante en vías de control, supimos de la existencia de víctimas, una de ellas fatal. Un productor agropecuario que atinó a pasar por el lugar en el instante trágico perdió la vida entre los restos calcinados de su camioneta, alcanzado por la fatalidad de morir en una ruta no en uno de los tantos accidentes viales a los que estamos penosamente acostumbrados sino por un escape de gas. Insólito!
¿Puede catalogarse este hecho como fortuito?, ¿Se puede hablar de “accidente”?. Aquello que se puede evitar no es un accidente y esto pudo y debió haberse evitado. Es imposible comprender que un ducto que transporta 26 millones de metros cúbicos de gas por día y que es operado por una empresa que en su portal web exhibe garantías de cumplir con las normas de seguridad más avanzadas del mundo explote, si más,  de la manera que explotó a sólo metros de una estación generadora de electricidad, en la que diariamente más de un centenar de personas cumplen con sus tareas.
Siendo críticos acérrimos  de casi todo lo relacionado con la Central Pilar, en el instante inicial transitamos por el camino de la prudencia, comportamiento que mantuvimos  en los días posteriores.
En oposición a nuestra mesura, nos dimos con la actitud del gobierno provincial, que rápidamente intentó capitalizar la situación cuestionando en duros términos a la Secretaría de Energía de la Nación, al órgano de control del gas (el ENARGAS) y hasta a la propia Presidente de la Nación Cristina Fernández de Kirchner. El gobierno provincial salió con furia a pedir respuestas, las mismas que pedimos en Córdoba ante todas las irregularidades antes detalladas y a las que el gobierno jamás respondió.

TGN
TGN, la sigla de Transportadora de Gas del Norte, comenzó a hacerse familiar entre nosotros. El mismo viernes 1 de agosto TGN envió un comunicado a la “Comisión Nacional de Valores” que daba cuenta de “una fuga de gas seguida de fuego en el ramal Troncal del Gasoducto Norte de TGN, a la altura del cruce con la Ruta Provincial 13 en inmediaciones de la Central Pilar”. Es decir que la empresa se hacía cargo de manera clara y contundente del incidente.
Ahora bien, ¿Qué es TGN? Es una empresa dedicada al transporte de gas natural por gasoductos de alta presión en el centro y norte de Argentina, con más de 6300 km. Luego de la privatización de Gas del Estado, a fines de 1992, TGN se hizo cargo de la operación de dicho servicio. El ramal en cuestión es un Troncal que va desde Campo Durán en Salta hasta San Jerónimo en la Pcia.de Santa Fe con una extensión de 1154 km.
Es bueno conocer a quien pertenece la, hasta el viernes, desconocida Transportadora del Gas del Norte:
El 56% de sus acciones pertenecen a GASINVEST S.A que a su vez esta constituida por “Tecpetrol” perteneciente al Grupo TECHINT; “CGC -Compañía General de Combustibles”- desde 2013 parte de Corporación América, propiedad de Eduardo Eurnekian; las dos anteriores compraron recientemente, en Julio de 2014 la parte accionaria que poseía la francesa “Total Gas/Electicidad Argentina S.A”. También forma parte de GASISVEST S:A  “RMP Gas S.A”.
Un 26% pertenece a Blue Ridge Investments, una subsidiaria del Bank of América; esto es un Fondo de Inversión que reclama en la actualidad en el archiconocido y mencionado “default” producto de la demanda de los fondos Buitre.
El 20% restante acciones que cotizan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.

Relaciones Peligrosas
El  19 de marzo de 2008 el juez en lo penal tributario Javier López Biscayart procesó al ex funcionario kirchnerista Néstor Ulloa como partícipe de la evasión impositiva agravada que cometió la constructora Skanska al operar con facturas falsas, también usadas para ocultar el pago de sobornos. Allí se dio por probada una “sobrefacturación” en la contratación de Skanska para la ampliación del Gasoducto del Norte, en 2005. Cabe recordar que la causa Skanska se inició en diciembre de 2005, a partir de una denuncia de la AFIP que había descubierto que la empresa fantasma Infiniti Group vendía boletas falsas. En ese contexto se descubrió que Skanska había usado facturas de esa firma por servicios inexistentes. Una auditoría interna de la constructora de origen sueco a la que accedió la Justicia reveló que la maniobra había servido para el pago de “comisiones indebidas” a funcionarios del Gobierno.
La constructora había ganado en 2005 un concurso privado de precios para la ampliación de una planta compresora ubicada en Deán Funes, organizado por Transportadora Gas del Norte (TGN), la sociedad privada encargada del gerenciamiento de las obras. Todo debía ser controlado por el ENARGAS y financiado por Nación Fideicomisos, un fondo fiduciario del Banco Nación.
Fue la propia TGN la que advirtió de la existencia de sobreprecios, cercanos a los 20 millones de pesos, en notas enviadas a la Secretaría de Energía y al ENARGAS, pero este órgano resolvió que se siguiera adelante con las obras y que se contratara a las empresas que se habían preadjudicado el trabajo, entre ellas Skanska.
En este sentido vale recordar que para la misma época, cuando el gobierno de la Provincia de Córdoba a cargo de José Manuel De la Sota y el Gobierno Nacional a cargo de Néstor Kirchner mantenían una armoniosa sintonía fina, el 18 de abril de 2007 y  con un presupuesto de 210 millones de dólares, EPEC llamó a Licitación Pública Internacional Nº 3490 para la repotenciación de la central Gobernador Arturo Zanichelli, conocida como Central Pilar. En ese llamado, el órgano de financiamiento iba a ser, casualmente, “Nación Fideicomisos SA”, quien en la misma época tejía la maraña de corrupción con las obras de gasoductos que ya investigaba la justicia.
Obviamente, cuatro meses después, el 10 de Agosto del 2007, luego que estallara en los diarios el “caso Skanska”, EPEC anuló el llamado a licitación Nº 3490 y, ese mismo día, con un presupuesto de 485 millones de dólares, lanzó la Licitación Pública Internacional Nº 3556 para construir la nueva Central Pilar. Esta incluía: una central de ciclo combinado de 466 MW, una estación transformadora, y una línea de transmisión de 500 KV de 50 kilómetros. Resultó llamativo, que a  pesar de que esa obra multimillonaria era, “la más importante en los últimos años” según el propio Gobierno, y se tratara de una Licitación Pública Internacional, en esta nueva licitación, EPEC fijó como fecha de apertura de sobres el 10 de setiembre de 2007 (sólo 30 días después). La obra fue adjudicada a Electroingeniería S.A y lo demás es historia conocida.

Conclusión
Los cordobeses merecemos respuestas. La primera debe provenir de la justicia que debe determinar cómo y por qué sucedió lo sucedido; quienes son sus responsables y de existir la comisión de un hecho delictivo actuar en consecuencia. Habrá responsabilidades penales, pero sin dudas también las habrá políticas. No puede quedar en el olvido todo lo analizado en esta nota, no puede ser que un cúmulo inaceptable de hechos de corrupción vinculados, en este caso, al sistema energético (Electricidad y Gas) pasen al olvido y mucho menos que los responsables sigan su camino sin saldar cuentas con la sociedad. Diremos hasta el cansancio que la corrupción mata y si seguimos sin comprender que detrás de los que muchos intentarán hacer aparecer como un “accidente”, y entre la miseria y la carroña política que esconde este luctuoso hecho –como entre tantos otros que nos laceran- anida un complejo y enmarañado sistema de corrupción e impunidad, lejos estaremos de lograr la construcción de una sociedad mejor.